Una mirada al patrimonio urbano de San Pedro de la Paz

Una mirada al patrimonio urbano de San Pedro de la Paz

En el marco del Mes del Patrimonio, la Corporación Cultural de San Pedro de la Paz está desarrollando una serie de acciones con el fin de poner en valor hitos, lugares e historias de la comuna. A continuación un artículo realizado por el arquitecto y experto en historia arquitectónica, Luis Darmendrail.

 

Si bien San Pedro de la Paz es una comuna joven en términos administrativos, la arquitectura presente en sus calles y barrios da cuenta de una historia marcada por las transformaciones radicales en el paisaje, la incidencia del movimiento moderno, la relación con la naturaleza y la aparición de conjuntos residenciales, asociados a políticas estatales, privadas y cooperativas. En el sector de San Pedro Viejo por calle Pedro Aguirre Cerda, es posible encontrar varias viviendas que nos dan cuenta del pasado del sector, muchas de ellas de autoconstrucción y antigua data, que conviven entre galpones y proyectos inmobiliarios que se han edificado durante los últimos años. Algunas construcciones emblemáticas ya no existen y sólo son parte de la memoria como por ejemplo el afamado “Millaray”, importante restaurant que ofrecía baile y música que hace años desapareció quedando hoy las palmeras que formaron parte de su jardín o el templo construido para el Santuario de la Virgen de la Candelaria luego del terremoto de 1960, de planta cuadrada y de estructura de madera curvada, construido por alumnos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso junto con otros templos en Arauco, Florida, Curanilahue, entre otras comunas. Esta iglesia, de sencillas líneas y expresiva geometría, se alzó en un contexto de cambios notorios en la manera de concebir la arquitectura religiosa, siendo posteriormente reemplazado en la década de 1980 con el actual edificio de los arquitectos Prado y Espinoza luego de que el anterior sucumbiera a las inclemencias climáticas de la zona. Otros hitos importantes dentro de la historia urbana de San Pedro de la Paz tienen que ver con el patrimonio industrial, desde el Puente Ferroviario, que conectó Concepción con la ruta del carbón, pasando por San Pedro, además de la antigua Estación Lomas Coloradas, cuyo edificio aún permanece como un vestigio de las estaciones del ayer.

Sin lugar a dudas la Villa San Pedro es un gran referente de la influencia tanto del movimiento moderno en el urbanismo como las políticas de vivienda colectiva llevadas a cabo por la CORVI, (Corporación de la Vivienda), que ya en 1961 auguró el futuro del habitar con este proyecto emblemático que hasta el día de hoy sigue encantando a vecinos y arquitectos con sus espacios intermedios y escala barrial. Con un proyecto de los arquitectos Raúl Farrú, Enrique Porte y Roberto Merino, este conjunto se concibió como una ciudadela en la que además de incluir viviendas se propusieron una serie de equipamientos y espacios públicos. Su proximidad con la laguna y la manera en que se relacionan las unidades habitacionales con aéreas verdes intermedias junto con senderos y pasajes vehiculares, forman un armónico lugar en que la naturaleza sigue siendo parte, con el cuerpo de agua y la fuerte presencia de los cerros, (muchos de ellos intervenidos con nuevos conjuntos residenciales algo desproporcionados que han ocupado grandes extensiones del otrora manto verde que rodeaba la laguna). Otras obras de interés son por ejemplo el Casino del Club Deportivo Llacolén, edificio en que trabajó el arquitecto Edmundo Buddemberg y que resalta por las “X” que forman su fachada. Una obra clave dentro de la arquitectura moderna de la década de 1950 y que apeló a un progresivo crecimiento de este sector. Otras obras de interés aparecen en medio de variados conjuntos residenciales como la Parroquia Buen Pastor o el Centro Teletón, las que evidencian procesos posteriores al desarrollo del movimiento moderno. El carácter residencial de San Pedro de la Paz se expresa en otros conjuntos de viviendas como por ejemplo la Villa Llacolén de Augusto Iglesias y César Burotto o la Villa Icalma de los arquitectos Pedro Tagle con Alejandro Rodríguez que derivan de un lenguaje moderno adentrándose ya en la década de 1970.

Boca Sur es otro sector que con los años ha consolidado su historia y patrimonio, dando cuenta de una riqueza cultural y social, con nuevas generaciones reconociendo el valor de su trayectoria y luchando por el territorio, ocupado en su mayoría por chacras y huertas que por años se han cultivado en el lugar, sumando además una consideración a la riqueza natural de esta comuna, que entre cerros, humedales y lagunas, forma un paisaje que esperamos pueda mantenerse por muchos años más.

 

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