La compañía nacional Lafamiliateatro es una agrupación con 14 años de trayectoria, que ha llevado a escena dramaturgias propias que abordan problemáticas del sujeto desde una perspectiva existencialista. A partir de su anterior montaje, “Niña Astronauta”, la agrupación decide explorar en la memoria histórica reciente de Chile, particularmente en casos que podrían facilitarnos reflexiones críticas sobre el estado actual del país, en términos antropológicos, políticos y culturales.
“Painecur”, escrita y dirigida por Eduardo Luna, corresponde al más reciente trabajo escénico de la compañía, estrenado en noviembre de 2017 en Teatro Ictus, galardonado por su dramaturgia y elenco, además de ser considerado por la crítica como uno de los mejores montajes del 2017, situación que le ha permitido a la compañía concretar giras por 4 regiones del país durante este año y la presencia en el destacado Festival EnArtes de Sucre, Bolivia.
La obra está inspirada en uno de los sucesos más conmovedores del terremoto de 1960, que tuvo su epicentro en el sur de Chile. El montaje hace referencia a la muerte del niño José Luis Painecur en la Comunidad de Collileufu en el lago Budi y que de acuerdo a las investigaciones realizadas por la compañía, guiadas por reconocidos especialistas en etnología jurídica, antropología jurídica y sabios mapuches, es el hito que da paso al resurgimiento del conocimiento ancestral Mapuche.
El caso fue dado a conocer a través de la prensa de la época, exponiendo el “sacrificio” del infante como parte de un ritual mapuche para calmar la furia del mar, luego del poderoso terremoto y el posterior maremoto que arrasó buena parte de los pueblos costeros, entre ellos Puerto Saavedra a pocos kilómetros de dicha comunidad. Sumado a la conmoción de la catástrofe, entre las miles de muertes, la del niño Painecur se torna única: los mapuches de esa zona, para apaciguar las fuerzas del mar, consideraron necesaria su muerte. El maremoto de mayo del 60 habría restituido la memoria de Kai Kai y Tren Tren, es decir, mito y rito se unieron para que en un nguillatún celebrado el 5 de junio de 1960 en Collileufu, un niño fuera la víctima propiciatoria del equilibrio cósmico. Las versiones sobre la elección del sacrificado apuntan a un sueño de la machi Juana Namuncura en el cual las divinidades exigían la inmolación de un niño.
De este modo, el suceso nos muestra cómo el terremoto y maremoto del 60 dejaron al descubierto la existencia de prácticas rituales y comprensiones del mundo Mapuche, radicalmente distintas a las del mundo occidental.
Para el desarrollo de la obra, la compañía se centró en el juicio que en Nueva Imperial se realizó a los implicados, intentando resolver el problema que emergió en ese período cataclísmico: mito y racionalidad, igualdad y diferencia. La obra pone en escena a cuatro estudiantes de derecho que en el año 2017 cursan cuarto año de la carrera en una universidad estatal, quienes a propósito de su examen de Clínica Jurídica, tendrán que simular la audiencia del caso, abriendo una discusión etnopolítica, a partir de un ángulo histórico y judicial que vendría a nutrir y profundizar visiones sobre el conflicto mapuche en la actualidad.